miércoles, 13 de abril de 2011

Allende: El remezón al Capitalismo.

Enmarcado en un proceso histórico, el triunfo de Salvador Allende en la Elecciones presidenciales del año '70, representa un verdadero golpe a la cátedra; considerando no sólo el desenlace de la elecciones anteriores, sino que también considerando el fuerte golpe recibido por la derecha chilena y el imperialismo estadounidense, que desde tiempo antes, había empezado a mover la maquinaria para romper con "el sueño popular".




El aprendizaje y la enseñanza de los Derechos Humanos y el rescate de la memoria Histórica, debe necesariamente enmarcarse en un contexto, los diversos acontecimientos y representaciones no se producen de la nada, sino que responden a una serie de procesos que debemos ser capaces de analizarlos para rescatar aspectos significativos que nos permitan no sólo reconocer, recordar y reflexionar, sino que también reaccionar...hacer y crear diversas instancias de respeto a los Derechos Humanos, que traspasen fronteras y colores...que sean Universales.


lunes, 11 de abril de 2011

CANTO GENERAL: La música en Dictadura

"Hubo pocas canciones en la banda sonora íntima de Augusto Pinochet. Su ignorancia sobre música la pagó la cultura chilena con sangre, censura y vulgaridad"


AUTORA: MARISOL GARCÍA


Sabíamos de su gusto por los libros de Historia, los mariscos y el trote. Pero jamás trascendió qué música privilegiaba Augusto Pinochet en la intimidad. Los periodistas de espectáculos activos en dictadura adivinaban que tras la contratación al Festival de Viña de baladistas como Roberto Carlos se estampaba el fanatismo de Lucía Hiriart, a quien Pinochet acompañó en palco cuando, en 1975, en la Quinta Vergara se apareció el hombre de “Detalles”. Pero ni entonces el Capitán General parecía particularmente entusiasmado. Salvo un par de canciones, pocos músicos lo emocionaron de verdad durante su vida, y ese desdén tuvo un correlato lamentable en la suerte del gremio bajo su mandato.

El siguiente es el retrato parcial y a trazos gruesos —iniciado con el impulso que nos ha dejado una semana de emociones inesperadas— de una faceta que apenas se ha asomado en el debate sobre las consecuencias culturales de la dictadura chilena. En septiembre de 1973, la Junta Militar se hizo cargo de un país que ebullía de creatividad musical, y que al fin lograba afirmarse en una continuidad de publicaciones, figuras y festivales como los que laten en todo país sano. A punta de balas, exilio, censura y vulgaridad la administración de Pinochet silenció todo aquello, y obligó a que la música popular chilena se viera obligada a reconstruir a pedazos una identidad que aún no logramos afirmar por completo. Pero, claro, para esa denuncia no hay Corte a la que acudir.

Folclor nortino al freezer

No se habían cumplido ni tres meses del Golpe de Estado y la dictadura ya había asestado acaso sus golpes más fieros contra la música chilena. Antes del fin de 1973, ningún gremio artístico lloraba más bajas que el de los músicos. Del movimiento de Nueva Canción Chilena, casi no había nombre a salvo: Víctor Jara había terminado sus días con cuarenta y cuatro balazos en el cuerpo, y Ángel Parra pasaba por centros de detención y tortura antes de partir a exiliarse a México. Eran novedades de las que debían enterarse a la distancia los otros nombres emblemáticos del género, pues de sus respectivas giras europeas Inti-Illimani y Quilapayún simplemente no pudieron volver. Súbitamente, gente como Isabel Parra y Patricio Manns habían pasado de las cumbres de los rankings a la clandestinidad, el asilo y el exilio. También el destierro forzado dividió profundamente las carreras de, entre otros, Sergio Ortega, Amerindios, Payo Grondona, Charo Cofré, el Gitano Rodríguez, Aparcoa, y parte de los grupos Cuncumén y Quelentaro.

La Nueva Canción Chilena había sido un movimiento artístico tan íntimamente asociado a la UP, que la Junta Militar consideró su extinción un asunto de primera necesidad. Las oficinas con el estudio de DICAP (sello disquero de las JJ.CC. y catálogo para casi todo el movimiento), en calle Sazié, fueron allanadas la misma semana del Golpe. Los militares buscaban armas, e incautaron, rompieron y/o quemaron cintas con música aún inédita, según recuerda Ricardo Valenzuela, entonces director general del sello, detenido horas después del bombardeo a La Moneda. Hoy que los audios se guardan en computadores desconocemos el valor único que entonces tenían las llamadas cintas-master, cuya inexcusable destrucción explica una de los mayores taras de nuestra memoria cultural. No se ha efectuado aún el debido catastro de todo lo que desapareció en esos meses, tanto en sellos pequeños como en trasnacionales.

Aunque no recuerda la fecha exacta, el productor Camilo Fernández cuenta de una reunión que hacía fines de 1973 se realizó en el edificio Diego Portales, y a la que el entonces ministro Secretario General de Gobierno, coronel Pedro Ewing, lo convocó junto a los mayores ejecutivos de las tres principales disqueras con sede en Chile: EMI, Philipps y RCA:

“Su interés era que dejásemos de grabar música que, en sus palabras, atentaba contra la nueva institucionalidad. De modo especial, nos pidió abstenernos de difundir folclor nortino”.

La razón del recelo hacia la también llamada “música andina”, se explicaba en parte por la difusión masiva que durante la UP había tenido el tema instrumental “Charagua”, de Inti-Illimani, como cortina característica de Televisión Nacional. “Eso hacía que, según Ewing, el gobierno de Allende se asociara a la música nortina”, continúa Fernández. “Yo, que era el único chileno de los convocados, le respondí que qué culpa tenía el norte del uso que le había dado el gobierno. Recuerdo que mi ejemplo fue: Es como si usted nos prohibiera usar la bandera chilena porque se enarboló en muchísimas tomas. Su reacción fue, para mí, inesperada. Me dio la razón inmediatamente: Entonce les pido, por favor, que pongan la música del norte por un tiempo en el freezer. Freezer: ésa fue la palabra. Y ahí terminó la reunión”.

No había tiempo para sutilezas. Tras ser liberado de ocho meses de detención, Ángel Parra le hizo llegar al propio Ewing, una carta manifestándole su intención de quedarse en Chile para continuar con su trabajo musical. La respuesta que recibió fue tajante: “Decía que mi voz, mi estilo y mi cara recordaban a la Unidad Popular. Y que eso era algo que en el país se encontraba prohibido”. En noviembre de 1974, Ángel Parra partía junto a su familia a su exilio en México.

El “asesor artístico” de la Junta

En el contexto de una institucionalidad cultural menos que precaria, la política oficial hacia la música fue una mezcla de saña y torpeza, prejuicio e improvisación. A poco de instalada en el poder, la Junta Militar contactó a Benjamín Mackenna, de Los Huasos Quincheros, para asesorar al regimen en lo que entonces se identificó como “asuntos artísticos”. En su estudio homónimo sobre la Nueva Canción Chilena, el investigador René Largo Farías registra el testimonio del folclorista Héctor Pavez sobre una reunión de fines de 1973 a la que fue convocado junto a músicos como Hilda Parra (hermana de Violeta y Nicanor), Homero Caro y algunos integrantes del Cuncumén, y en la que un grupo de militares encabezado por el coronel Ewing y el propio Mackenna creyeron conveniente indicarles lo siguiente, según descripción de Pavez:

“Nos dijeron la firme: que iban a ser muy duros, que revisarían con lupa nuestras actitudes, nuestras canciones, que nada de flauta, quena ni charango; que el folclor nortino no era chileno; que la Cantata Santa María era un crimen histórico de ‘lesa patria’ [...]; que los Quilapayún eran responsables de de la división de la juventud. Allí supimos claramente que no había nada que hacer, absolutamente nada, a menos que nos transformáramos en colaboradores de la Junta”.

En muy contadas ocasiones se ha referido públicamente Benjamín Mackenna a sus labores de asesoría a la dictadura, oficializadas en el cargo de secretario de Relaciones Culturales de la Secretaría General de Gobierno. En entrevista de hace nueve años con El Mercurio, el músico describió su función como “una labor de extensión cultural. Nunca fui censor ni nada [...]. Mi labor era desarrollar proyectos culturales en el país. A Lafourcade le decía: Oye, puedes hacer unos talleres de literatura en Iquique, o sugería a un grupo de cámara para otra ciudad. Después de dos años [1973-1975] eso pasó al Ministerio de Educación. Pero creo que fue un error mío haber participado activamente, sin desconocer que tenía una adhesión al gobierno militar, porque creo que eso identificó al grupo”.

De eso sí que no hay dudas. Los Huasos Quincheros pasaron a ser el tipo de conjunto con el que la Junta Militar creyó que podría borrar el recuerdo de todos los demás músicos de raíz folclórica lejanos en el exilio. Tanto así, que el grupo se ganó el cupo artístico para representar a Chile en el acto inaugural del Mundial de Fútbol de 1974, en la República Federal de Alemania (y tras el cual no pudieron librarse de los golpes de compatriotas exiliados). Siete años más tarde, serían de nuevo los Quincheros los encargados de darle en Santiago una bienvenida de tonadas y cuecas al polémico Henry Kissinger.

Los músicos de izquierda que se libraron del exilio o la cárcel aprendieron de a poco el modo en el que el autoritarismo inocula el germen de la autocensura. Bandas como Los Blops, Los Jaivas e Illapu simplemente no soportaron quedarse en un país con sus espacios culturales cerrados, y terminaron por partir al extranjero o disolverse. Quienes se quedaron, como Congreso, sólo pudieron hacerlo concibiendo su trabajo como una causa.

“Sé que hoy suena como un acto heroico, pero en esas circunstancias tú no podías sentirte más que el grueso del pueblo de Chile”, explica ahora Pancho Sazo, vocalista del grupo de Quilpué. “Había gente jugándose la vida; entonces cantar era, creo yo, lo mínimo moral aceptable. Era un tiempo en que tenías que aprender a caminar por el borde; cuando el miedo no era tanto por ti, sino por lo que podía pasarles a quienes te escuchaban. Por eso creo que lo peor era la autocensura”.

En ese clima generalizado de temor, en el que cualquier disco con una canción ligeramente contingente era considerado “material subversivo”, y en el que cada recital debía ser aprobado previamente por la intendencia, la precaución y la estupidez se parecían a veces demasiado. En el libro La era ochentera, los periodistas Macarena García y Oscar Contardo reúnen varios ejemplos de la más ramplona censura, desde la vez que se impidió que “Gracias a la vida” ganara un concurso a “La gran canción chilena de todos los tiempos” en Televisión Nacional, a la revisión por parte de los militares de cada verso que se ejecutaría ante las cámaras, incluyendo los veinticuatro ‘ay’ del “Ay, ay, ay” de Osmán Pérez Freire.

Allí donde a los uniformados más les pesaba su rigidez era frente a cantautores de difícil clasificación, sin militancia izquierdista conocida pero tampoco aparente encandilamiento ante las charreteras. Un caso emblemático fue el de Fernando Ubiergo, el cantautor que a los 22 años había convertido en hit “Un café para Platón”, y que en 1978 ganó el Festival de Viña con otro tema de letra ambigua: “El tiempo en las bastillas”. Sin vínculo alguno con la generación de músicos simpatizantes de la UP, de llegada rápida entre el público femenino y un gusto por la ropa sencilla y blanca, Ubiergo era un artista atractivo para la redefinición cultural que pretendía la dictadura. Pero el cantautor fue el ahijado que Pinochet nunca pudo llegar a tener. Las tres veces que el Comandante en Jefe le hizo llegar invitaciones personales para conocerlo (la primera de ellas, al día siguiente de ganar Viña), Ubiergo se atrevió a negarse. El desdén tendría sus costos.

“Cuando estoy a punto de editar mi segundo disco [Ubiergo, 1979], la gente de IRT me comunica que debo sacar ‘por órdenes superiores’ cinco canciones que ya estaban grabadas”, recuerda el músico y hoy presidente de la SCD. Los títulos cuestionados eran probablemente más conflictivos por sus autores que por su contenido: “Poema XV”, de Pablo Neruda; “Te recuerdo, Amanda”, de Víctor Jara; “La era está pariendo un corazón” y “Canción del elegido”, de Silvio Rodríguez; y uno del propio Ubiergo (“Tango esmog”). “Me opuse rotundamente, y ahí comenzó un proceso dramático, durante el cual llegué incluso a esconderme 23 días en el Cajón del Maipo, solo y aterrado ante un sinfín de rumores que aseguraban que me estaban investigando a mí y a mis padres. Sé que muchos comentaban que yo era un comunista solapado”.

Una nota de la época en el diario La Segunda, consigna que “el último LP de Fernando Ubiergo, que debería haber salido a la venta hace dos semanas, ha sido suspendido por autoridades de gobierno”. Allí mismo, el director del sello IRT, José Manuel Silva, negaba por completo la censura. Ubiergo consideró el hecho una traición y decidió renunciar al sello, para abrazar al poco tiempo una oferta de continuar su carrera en España. Del álbum salieron más tarde sólo mil copias, un tiraje absurdo para quien venía de vender 150 mil discos, y que hoy recuerda que “mi mayor decepción no era de los militares sino que de los civiles. Ante estos asuntos, había gente dispuesta a quedarse callada y aceptar cualquier imbecilidad. Lo que yo más escuchaba en esa época era la frase: Viejito, ¿para qué te metes en las patas de los caballos?“.

Dos años más tarde, Gloria Simonetti convertiría en éxito su versión para “Ojalá”. La cantante venía intentando hacía meses mostrar el tema por televisión, pero el único que se lo permitió fue Raúl Matas en un “Vamos a ver”. La trova cubana entraba al fin a Chile en la voz de una asumida pinochetista.

La canción oficial

El paseo de cantantes por Televisión Nacional proveía a la dictadura de una cierta legitimación que coronó en 1977 el llamado Acto de Chacarillas. Setenta y siete famosos le prestaron entonces su rostro a Pinochet, contando futbolistas, animadores, actores y cantantes como Juan Carlos Duque, Cristóbal, Nano Vicencio, Juan Antonio Labra, Andrea Tessa, Roberto Viking Valdés y José Alfredo Fuentes. La negativa a ése u otros actos oficialistas podía tener consecuencias no necesariamente físicas, pero sí financieras. Un ‘no’ a los militares era cerrarse las puertas por fuera de los escasos espacios que entonces podían pagar la labor musical. Lo supieron músicos diversos que no quisieron aparecerse por cumpleaños de generales ni conciertos en regimientos. Entre los que decepcionaron a Pinochet se cuentan el baladista Osvaldo Díaz, el uruguayo Gervasio, el ya citado Fernando Ubiergo y Denisse, la rockera de Aguaturbia.

Lo aprendió también a punta de errores Luis Dimas, cuyo largo autoexilio en Canadá lo había mantenido al margen de los avatares políticos locales y a los códigos soterrados de la dictadura. En el estupendo libro El rey desnudo, los periodistas Sergio Benavides y Sebastián Montecino cuentan del accidentado show que debió montar el cantante para el Festival de Viña de 1977, antes del cual dos agentes le prohibieron incluir un tema del italiano Doménico Modugno (“inconveniente para las circunstancias que vive el país”, según los censores). Al final de su actuación, se le acercó un fan inesperado: el entonces oficial de Ejército Álvaro Corbalán, con quien forjó desde entonces una amistad constante que beneficiaría los contratos laborales del artista a la vez que las ansias de espectáculo del uniformado (un sujeto con mucha mayor influencia sobre la pauta artística de los medios masivos bajo dictadura de lo que ha llegado hasta ahora a consignarse).

La relación con Corbalán sería a la larga un camino sin retorno para Dimas, quien en 1987 terminaría accediendo a firmar el acta de militancia de Avanzada Nacional y se convertiría en número fijo de varias giras nacionales de Pinochet, en las que también participaban otros amigos de Corbalán como Patricio Renán, Magali Acevedo, Patricia Maldonado y “Los Nuevos” Perlas. Pero la feble convicción ideológica de Dimas le impedía un compromiso incondicional. Su homenaje a Ricardo García (el ex locutor radial y fundador de Alerce, figura emblemática de la izquierda) durante una edición del “Festival de la Una” fue el inicio de un quiebre oficializado poco antes del plebiscito de 1988, cuando el cantante rechazó un contrato millonario para participar en un acto de campaña del ‘Sí’. No faltaron nombres para reemplazarlo. Aunque hoy parezca que los músicos pinochetistas son una rareza, hace menos de veinte años, no costaba tanto encontrar a quien quisiera plantarse al frente de su mirada recién apagada y entonarle con convicción los versos de “El rey”.


miércoles, 6 de abril de 2011

ESTADIO NACIONAL: UN VIAJE POR LA MEMORIA

"...Recuerdo que estabamos unas cuatro filas de presos, seríamos unos doscientos, sólos, rodeados de soldados y apareció un oficial con un tipo encapuchado...tenía los ojos abiertos y el encapuchado pasó frente a cada uno de nosotros y de renpente indicaba.."éste" decía...y lo sacaban..era el famoso encapuchado del estadio, que temblabamos cuando sabíamos que venía el encapuchado..y a toda esa gente la fusilaron..."



PRODUCCIÓN: Agrupación Metropolitana de Ex Presas y Presos Políticos - Universidad de Chile (Departamento de Antropología)


martes, 5 de abril de 2011

EL SISTEMA INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS

Descripción del Sistema Interamericano


Los Estados americanos, en ejercicio de su soberanía y en el marco de la Organización de Estados Americanos (OEA), adoptaron una serie de instrumentos internacionales que se han convertido en la base de un sistema regional de promoción y protección de los derechos humanos, conocido como el Sistema Interamericano de Derechos Humanos (Sistema Interamericano o SIDH).


Dicho sistema reconoce y define estos derechos y establece obligaciones tendientes a su promoción y protección, y crea órganos destinados a velar por su observancia. El sistema interamericano se inició formalmente con la aprobación de la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre en 1948, en el marco de la Carta de la Organización de los Estados Americanos.


Adicionalmente, el sistema cuenta con otros instrumentos como la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Convención Americana o Convención); Protocolos y Convenciones sobre temas especializados, como la Convención para prevenir y sancionar la tortura, la Convención sobre la desaparición forzada y la Convención para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, entre otros; y los Reglamentos y Estatutos de sus órganos.


El SIDH se encuentra integrado por dos órganos: la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH, Comisión o Comisión Interamericana), cuya sede se encuentra en Washington, D.C, Estados Unidos de América, y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte, Corte Interamericana o Tribunal), con sede en San José de Costa Rica.


Los Estados miembros de la OEA son: Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados, Belice, Bolivia, Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica, Chile, Dominica, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Grenada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Saint Kitts y Nevis, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Suriname, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela.


Los Estados que han ratificado la Convención Americana son: Argentina, Barbados, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Dominica, Ecuador, El Salvador, Grenada, Guatemala, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Suriname, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela.


Los Estados que han reconocido la competencia de la Corte son: Argentina, Barbados, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Suriname, Uruguay y Venezuela.


La Comisión Interamericana de Derechos Humanos



La Comisión Interamericana fue creada en la Resolución III de la Quinta Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores celebrada en Santiago de Chile en 1959, con el fin de subsanar la carencia de órganos específicamente encargados de velar por la observancia de los derechos humanos en el sistema. Según el artículo 112 de la Carta de la Organización de los Estados Americanos, la función principal de la Comisión es la de “promover la observancia y la defensa de los derechos humanos y servir como órgano consultivo de la organización en esta materia”.


Está integrada por siete miembros que son propuestos por los Estados, y elegidos, a título personal, por la Asamblea General de la OEA. Los miembros de la Comisión no representan a sus países sino a los treinta y cinco Estados miembros de la OEA. Las funciones y atribuciones de la CIDH están definidas en su Estatuto: en el artículo 18 respecto de los Estados Miembros de la OEA, en el artículo 19 en relación con los países partes de la Convención, y en el artículo 20 en lo que atañe a los Estados miembros que no son parte de la Convención.


En base a lo establecido en estos artículos se puede decir que la Comisión, por un lado, tiene competencias con dimensiones políticas, entre cuyas tareas destacan la realización de visitas in loco y la preparación de informes con sus observaciones acerca de la situación de derechos humanos en los Estados miembros. Por otro lado, la CIDH realiza funciones con una dimensión cuasi-judicial.


Es dentro de esta competencia de la CIDH que recibe las denuncias de particulares u organizaciones relativas a violaciones a derechos humanos, examina esas peticiones y adjudica los casos en el supuesto de que se cumplan los requisitos de admisibilidad establecidos en el artículo 46 de la Convención Americana. En este sentido, una vez presentada la petición ante la Comisión, y examinados los requisitos formales de admisión, aquella se transmite al Estado denunciado para que presente sus observaciones.


Se inicia así un procedimiento ante la Comisión (regulado en el artículo 48 de la Convención), en el cual “se pondrá a disposición de las partes interesadas, a fin de llegar a una solución amistosa del asunto fundada en el respeto a los derechos humanos reconocidos en [la] Convención” (artículo 48.1.f). De no llegarse a una solución, la Comisión puede remitir el caso al conocimiento de la Corte mediante la presentación de la demanda (artículo 32 del Reglamento de la Corte) Por todo lo anterior, en caso de que un particular o una organización deseen plantear ante el Sistema Interamericano una situación de posible violación a derechos humanos, deberá realizarlo ante la Comisión Interamericana, y no ante la Corte.


La Corte Interamericana de Derechos Humanos



La Corte Interamericana es uno de los tres Tribunales regionales de protección de los Derechos Humanos, conjuntamente con la Corte Europea de Derechos Humanos y la Corte Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos.


En la Novena Conferencia Internacional Americana, celebrada en Bogotá, Colombia, en 1948, se adoptó la resolución denominada “Corte Interamericana para Proteger los Derechos del Hombre”, en la que se consideró que la protección de estos derechos “debe ser garantizada por un órgano jurídico, como quiera que no hay derecho propiamente asegurado sin el amparo de un tribunal competente”.


La Corte fue creada por la Convención Americana sobre Derechos Humanos , adoptada en la conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, reunida en San José de Costa Rica el 22 de noviembre de 1969. La Convención entró en vigor en julio de 1978 y la Corte inició sus funciones en 1979. ( El Estado Chileno reconoce oficialmente a la corte el 21 de agosto de 1990).


El Tribunal se compone de 7 jueces nacionales de Estados miembros de la OEA elegidos, a título personal y a propuesta de los Estados Parte en la Convención Americana, por la Asamblea General de la OEA. Los jueces de la Corte no representan los intereses de los Estados que los proponen como candidatos.


A la fecha, veintiún Estados Partes han reconocido la competencia contenciosa de la Corte: Costa Rica, Perú, Venezuela, Honduras, Ecuador, Argentina, Uruguay, Colombia, Guatemala, Suriname, Panamá, Chile, Nicaragua, Paraguay, Bolivia, El Salvador, Haití, Brasil, México, República Dominicana y Barbados.


La Corte tiene esencialmente dos funciones, una función contenciosa y otra función consultiva, a las que se une la facultad de adoptar medidas provisionales. En cuanto a la función contenciosa, se trata del mecanismo por el cuál la Corte determina si un Estado ha incurrido en responsabilidad internacional por haber violado alguno de los derechos consagrados o estipulados en la Convención Americana sobre Derechos Humanos.


Cabe destacar que, conforme al artículo 61.1 de la Convención, sólo los Estados Partes y la Comisión tienen derecho a someter un caso a la decisión de la Corte. Los casos ante la Corte se inician por tanto mediante la demanda presentada por la Comisión o por un Estado. Los fallos del Tribunal son definitivos e inapelables, quedando la posibilidad de que, dentro de los noventas días siguientes a la notificación del fallo, y en caso de desacuerdo sobre el sentido o alcance del mismo, la Corte emita una interpretación de la sentencia a solicitud de cualquiera de las partes.


Dentro de la obligación de la Corte de informar periódicamente a la Asamblea General de la OEA se encuadra la facultad de supervisión del cumplimiento de sus sentencias. Tarea que se lleva a cabo a través de la revisión de informes periódicos remitidos por parte del Estado y objetados por las víctimas y por la Comisión. Durante el año 2007 la Corte inició una nueva práctica de celebración de audiencias de supervisión del cumplimiento de las sentencias emitidas por el Tribunal. En cuanto a la función consultiva, es el medio por el cual la Corte responde consultas que formulan los Estados miembros de la OEA o los órganos de la misma. Esta competencia consultiva fortalece la capacidad de la Organización para resolver los asuntos que surjan por la aplicación de la Convención, ya que permite a los órganos de la OEA consultar a la Corte en lo que les compete.


Por último, la Corte puede adoptar las medidas provisionales que considere pertinentes en casos de extrema gravedad y urgencia, y cuando se haga necesario evitar daños irreparables a las personas, tanto en casos que estén en conocimiento de la Corte, como en asuntos que aún no se han sometido a su conocimiento, a solicitud de la Comisión Interamericana. De lo anterior se concluye que la Corte Interamericana, como ya se indicó, no es competente para atender las peticiones formuladas por individuos u organizaciones, toda vez que estas deben presentarse ante la Comisión, que es el órgano encargado de recibir y evaluar las denuncias que le plantean particulares con motivo de violaciones a los derechos humanos llevadas a cabo por alguno de los Estados Parte.


Fuente:
http://www.corteidh.or.cr/denuncias_consultas.cfm

lunes, 4 de abril de 2011

¿QUÉ ES LA CORTE PENAL INTERNACIONAL ?

La Corte Penal Internacional fue establecida en la ciudad de Roma, con fecha 17 de julio de 1998, mediante el acta final de la Conferencia Diplomática de plenipotenciarios de las Naciones Unidas sobre el establecimiento de una Corte Penal Internacional, o Estatuto de Roma. La Corte entró en vigencia en 2002 con las 60 firmas requeridas.


La Corte Penal es el fruto de un largo proceso de la comunidad internacional. Han sido necesarias dos guerras mundiales y el sufrimientos de millones de personas en conflictos armados, dictaduras y el genocidio de la ex Yugoslavia y Ruanda, para que los Estados que integran la ONU decidieran su creación.


La Corte es un organismo internacional independiente y se constituye como el primer organismo internacional judicial que se encarga de impedir la impunidad de los perpetradores de los crímenes de mayor preocupación de la comunidad internacional.


El artículo 5 del Estatuto de Roma le otorga competencia para conocer de una lista taxativa de crímenes: genocidio, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y el delito de agresión.


Para la investigación y sanción de estos crímenes, la Corte Penal Internacional opera principalmente sobre los principios de “complementariedad”, “irretroactividad” e “imprescriptibilidad”.


Conforme al principio de complementariedad, la Corte viene a complementar la jurisdicción interna de un Estado en materia de investigación y castigo de los delitos señalados precedentemente, de manera que este Tribunal solo es competente para conocer de un crimen cuando el Estado no lo hace, ya sea porque se encuentra imposibilitado para ello o por una decisión conciente de sus autoridades. Lo expuesto se traduce en que si un Estado se encuentra investigando la comisión de delitos de competencia de la Corte, esta no puede realizar actuación alguna.


Por su parte, el principio de irretroactividad supone que la Corte no tiene competencia para conocer de crímenes cometidos con anterioridad al primero de julio de 2002, fecha en que el Estatuto de Roma entró en vigencia.


Finalmente, en virtud del principio de imprescriptibilidad, sin perjuicio de las reglas de prescripción de las jurisdicciones internas de los Estados, los crímenes cometidos después de la entrada en vigor del Estatuto de Roma no prescriben a efectos de su conocimiento por parte de la Corte Penal Internacional.


A la fecha, tres Estados Partes del Estatuto de Roma, Uganda, la República Democrática del Congo y la República de África Central, han referido situaciones ocurridas en sus territorios a la Corte. Adicionalmente, el Consejo de Seguridad Nacional ha sometido a la Corte la situación de Darfur en Sudán, un estado no parte del Estatuto en cuestión.


Chile, tras largos once años de tramitación en el congreso, firmó finalmente el 6 de Julio de 2009, el decreto que promulga el ESTATUTO DE ROMA, consolidando así la adhesión a la Corte o tribunal Penal Internacional.

Sin embargo, debido al principio de "irretroactividad", los Crímenes contra los derechos humanos perpetrados bajo el Régimen militar de Augusto Pinochet, no pueden ser perseguidos por el tribunal.



Fuente:
http://www.derechoshumanos.udp.cl/chile-adhiere-a-la-corte-penal-internacional/

sábado, 2 de abril de 2011

DERECHOS HUMANOS: CARACTERIZACIÓN


CARACTERÍSTICAS DE LOS DERECHOS HUMANOS


AUTOR: "Ex-menores Victimas de Represión Politica y Tortura, durante el gobierno de la junta militar, Valparaíso 1973-1980". , Alejandra Corona Maureira Lissette Ramirez Muñoz. 2007.


Del mismo modo que encontramos varias definiciones para el concepto de Derechos Humanos, hemos encontrado una gran cantidad de características de estos y son:


Son históricos: hay que mencionar que se encuentran intensamente unidos con la realidad histórica, política y social de la humanidad entera.


Son inherentes o innatos al ser humano: Todos los seres humanos los poseen, pues se generan a partir de la naturaleza humana. Se asume que cada ser humano nace con ellos, por el sólo hecho de ser persona y derivan del reconocimiento de la dignidad humana.


Son universales: Se extienden a todo el género humano , en todo tiempo y lugar cualquiera sea su condición histórica, geográfica, etnia, religión, sexo, edad o situación en la sociedad; por tanto, no pueden invocarse diferencias culturales, sociales o políticas como excusa para su desconocimiento o aplicación parcial.


Son inalienables: Quiere decir que al ser irrenunciables y pertenecer en forma indisoluble a la esencia misma del ser humano; no pueden ni deben separarse de la persona y, en tal virtud, no pueden trasmitirse o renunciar a los mismos, bajo ningún título , es decir, no se pueden quitar ni enajenar (vender, ceder, transferir) pues son parte consustancial de la propia naturaleza humana.


Son inviolables: No se pueden o no se deben transgredir o quebrantar y en caso de ser así, el ciudadano víctima puede exigir una reparación o compensación por el daño causado a través de los tribunales de justicia. Ninguna persona o autoridad puede actuar legítimamente en contra de ellos.


Son imprescriptibles: Tienen un carácter permanente, por lo que no pueden desaparecer o dejar de ser reconocidos, es decir, no caducan ni se pierden por el transcurso del tiempo se haga o no uso de ellos.


Son interdependientes: todos los derechos humanos están articulados entre si , la vigencia de unos es precondición para la plena realización de los otros, de forma tal que la violación o desconocimiento de alguno de ellos termina por afectar otros derechos.


Son indivisibles: no existe jerarquía entre unos u otros, todos son importantes, lo que no permite sacrificar a unos en desmedro de los otros o colocar a unos por encima de otros .


Son indisolubles: todos ellos forman un conjunto inseparable y deben ser ejercidos en su contenido total y esencial, pues tienen todos tienen el mismo grado de importancia.


Son irreversibles: Porque todo derecho formalmente reconocido como inherente a la persona humana queda irrevocablemente integrado a la categoría de derecho humano, categoría que en el futuro no puede perder.


Son progresivos y dinámicos: Su tendencia es al avance, de ninguna manera a la regresión o cancelación, tanto en lo que corresponde al contenido protegido como a la eficacia y procedimiento para su cumplimiento. Dado el carácter evolutivo de los derechos, en la historia de la humanidad, es posible que en el futuro se extienda la categoría de derecho humano a otros derechos que en el pasado no se reconocían como tales o aparezcan otros que en su momento se vean como necesarios a la dignidad humana y, por tanto, inherentes a toda persona.


Son Absolutos: Porque su respeto lo puede reclamar cualquier persona. Sabemos ya que los derechos humanos son parte integral de la persona humana, conocemos sus características, las que se relacionan y complementan entre sí.


Con el propósito de facilitar su estudio y comprensión, los separaremos según las materias que aborda; con el objetivo de incentivar en cada persona el conocer y defender sus derechos, así como poder utilizarlos: La clasificación de los derechos humanos se ha hecho de manera histórica según su naturaleza, origen, contenido y por la materia que refieren.


Mundialmente la clasificación de Tres Generaciones , es la más utilizada permitiendo establecer cuales surgieron primero. Sin embargo podemos agregar una alternativa de clasificación de los derechos humanos, como se presenta a continuación:

De acuerdo a su Naturaleza Dicha clasificación se relaciona con la persona, es decir, Los Derechos Individuales y los Derechos Colectivos o de los Pueblos .


Los Derechos Individuales: Son aquellos referidos a las personas, a los intereses particulares, que ejerce cada individuo . Podemos separarlos en dos grupos: 1) Derechos civiles y políticos: Como el derecho a la vida, integridad física, igualdad ante la ley, a la libertad de opinión, de conciencia, de reunión, de asociación, como derechos civiles y el derecho a la participación ciudadana, el derecho a voto, la postulación a cargos públicos, entre otros como derechos políticos. 2) Derechos económicos, sociales y culturales: Como el derecho a la propiedad, al trabajo digno y libre, a la salud, a la seguridad social, a la educación, a sindicarse libremente, a la vivienda, entre otros.


Los Derechos Colectivos o de los pueblos: Representan intereses de carácter colectivo, los ejercen en beneficio de muchas personas, por ejemplo los sindicatos. De ellos podemos mencionar el derecho a la paz, el derecho al desarrollo y a la protección del medio ambiente, entre otros . Surgen en nuestro tiempo como respuesta a la necesidad de cooperación entre las naciones, así como de los distintos grupos que la integran. Se forma por los llamados derechos de los pueblos


Clasificación de Tres Generaciones


Primera Generación Se les conoce como Derechos Civiles y políticos ó libertades clásicas, originarios de la Declaración de los Derechos del Hombre: civiles y políticos de 1789 . Generados a partir de los Movimientos Revolucionarios del siglo XVII de los cuales podemos destacar la Revolución Francesa y el alzamiento de los colonos ingleses en América del Norte, ambos pueblos expresaban su insatisfacción para con los gobiernos autoritarios y tiránicos que cada país. De estos surgen, en Francia la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano y en Norteamérica la Declaración del buen pueblo de Virginia , textos en los cuales se protegen los derechos individuales de las personas de abusos que cometen o pudieran cometer los gobiernos en su contra. Estos en el tiempo han inspirado la realización en innumerables países, de garantías para el respeto de los derechos humanos, ejemplo de ello es la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 . Imponen al Estado el deber, de respetar siempre los derechos fundamentales del ser humano , protegen la libertad e integridad personal y la participación política del individuo. Derechos Civiles y Políticos:

• Libertades fundamentales sin distinción de raza, color, sexo, idioma, posición social o económica.

• La vida, la libertad, la seguridad jurídica, la no esclavitud o servidumbre.

• No ser sometida a torturas ni apenas o tratos crueles, inhumanos o degradantes, ni se le podrá ocasionar daño físico, psíquico o moral.

• No ser molestada arbitrariamente en su vida privada, familiar, domicilio o correspondencia, ni sufrir ataques a su honra o reputación.

• Circular libremente, elegir residencia, tener una nacionalidad, o bien buscar asilo y a disfrutar de él en caso de persecución política.

• Libertad de pensamiento, religión, matrimonio y número de hijos.

• Libertad de opinión, expresión de ideas, reunión y asociación pacífica.


Segunda Generación Los constituyen derechos de tipo colectivo, los sociales, económicos y culturales. En algunos casos se conectan efectivamente con los derechos de primera generación. Surgen como resultado de la Revolución Industrial, por la desigualdad económica y social del siglo XIX, estando algunos incluidos en la declaración de 1948. Después de la segunda guerra mundial cobran mayor relevancia en el escenario internacional. Propios del Estado social de derecho, consagrados en normas constitucionales, buscan ser accesibles y utilizados . Lo que exigen, es un Estado que desarrolle y practique políticas para garantizar su existencia en la cotidianeidad del individuo. Derechos Económicos, Sociales y Culturales:


• La seguridad social y a obtener la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales. • Trabajo en condiciones equitativas y satisfactorias.

• Formar sindicatos para la defensa de sus intereses.

• Un nivel de vida adecuado que le asegure a ella y a su familia la salud, alimentación, vestido, vivienda, asistencia médica y los servicios sociales necesarios.

• Salud física y mental.

• Cuidados y asistencia especial, durante la maternidad y la infancia.

• Toda persona tiene derecho a la educación en sus diversas modalidades.

• La educación primaria y secundaria es obligatoria y gratuita.


Tercera Generación Grupo de derechos que fueron creados en los años 60’, época en que la descolonización de los pueblos avanzaba drásticamente, intenta impulsar el desarrollo social e incrementar el nivel de vida de los pueblos, bajo la igualdad jurídica de los Estados, con respeto y colaboración mutua entre las diversas y numerosas naciones miembros de la comunidad internacional. Hoy en día surgen como respuesta a la necesidad de cooperación entre las naciones, así como de los distintos grupos que las integran. Son los denominados derechos colectivos, de los pueblos o de solidaridad. Algunos documentos que ya tratan sobre estos temas son la Declaración sobre el Derecho al Desarrollo adoptada por la ONU y la Carta Africana de los Derechos Humanos y de los Pueblos, ambos de 1986 Derechos colectivos o de los pueblos:

• La autodeterminación.

• La independencia económica y política.

• La identidad nacional y cultural.

• La paz y la coexistencia pacífica.

• El entendimiento y confianza.

• La cooperación internacional y regional.

• La justicia internacional.

• El uso de los avances de las ciencias y la tecnología.

• La solución de los problemas alimenticios, demográficos, educativos y ecológicos.

• El medio ambiente.

• El patrimonio común de la humanidad.

• El desarrollo que permita una vida digna.

• El ejercer soberanía plena sobre sus recursos naturales.

• La prevención de discriminaciones, descolonización.

viernes, 1 de abril de 2011

Los escritos de los presos políticos del Estadio Nacional: El pergamino, la lápida y la canción de Bebo


Autor: Verónica Torres .

Artículo "The Clinic".



A pesar del tiempo y las capas de pintura, las paredes del Estadio aún conservan escritos que los ex presos políticos hicieron con piedras y clavos: canciones de los Beatles, fechas con números romanos, iniciales y lápidas mortuorias. Hace años que se planea hacer un museo. Y en ese proceso han participado desde escultores que hacen cráneos hasta documentalistas, ex presos, arquitectos que hablan en francés y autoridades con miedo. Acá, la historia de las letras que los militares no borraron y que la Concertación no fue capaz de recuperar. _________


Las escotillas del Estadio Nacional son ocho accesos que tiene el coliseo para que la gente circule hacia las graderías. Sólo durante septiembre y noviembre del ‘73 aquellos espacios -oscuros y amplios- fueron utilizados como celdas improvisadas por Pinochet. Hoy las fotografías de los ex presos -que fueron alrededor de 12 mil- están en Internet. Se les ve sentados en las graderías, resguardados por militares armados; o agolpados en las rejas de las escotillas, asustados.


Es sábado 9 de octubre y camino por la escotilla 8 junto a un grupo de universitarios invitados por la Agrupación Metropolitana de Ex Presos y Presas Políticas a recorrer el Estadio. En febrero pasado el Consejo de Monumentos Nacionales aprobó el proyecto de museo “Estadio Nacional, Memoria Nacional” presentado por la agrupación, que además de la creación de memoriales, propone otorgarle valor histórico a diez sitios representativos del horror que allí se vivió.


Uno de ellos es la escotilla 8 en cuyas paredes aún hay escritos de los ex-prisioneros políticos. Al fondo, justo en la muralla que da a las graderías, se ve una inscripción en inglés:


"HEART BREAKER N3 DONT LET MY DOWN BEBO 16/IX/73”


Han pasado 37 años y nadie sabe quién fue Bebo. Salvo que mientras esperaba para ser interrogado, torturado, o fusilado sonaba en su cabeza aquella canción de amor inventada por John Lennon. Cuesta descifrar la inscripción. La luz que circula por la escotilla es mezquina y sobre la pared blanca hay rayados futboleros en negro. Después del ‘73 las escotillas volvieron a ser accesos del Estadio. Luciano Rojas, el administrador, dice que antes de considerarse “sitio protegido” la escotilla 8 era ocupada por “Los de Abajo” durante el entretiempo de cada partido. “Iban al baño (cada escotilla tiene uno) y rayaban mucho. Sobre todo durante el ‘97, justo cuando se aprueba la ley de violencia en los estadios”, dice Rojas.


Las paredes fueron desmanchadas y pintadas de nuevo en innumerables ocasiones. Recién se supo por primera vez de los escritos en el documental “Estadio Nacional” de Carmen Luz Parot. En plena entrevista Eduardo Hernández, ex Mapu, vio que las inscripciones seguían ahí.


-Fue increíble su emoción -dice Carmen Luz-. Él era de esas personas que no contaba lo que le había pasado porque no les iban a creer. Ver esos escritos era decir “¿ve que lo que digo es cierto?”.


Al teléfono, la voz de Hernández suena como la de un abuelo. Dice que sus compañeros escribían con piedras, clavos, monedas, e incluso con hebillas de cinturones. No recuerda una escena específica. Pero Fernando Villagrán, periodista, ex preso del Estadio, sí.


-Me acuerdo de un preso brasilero, que estaba a muy mal traer producto de las torturas, y que intentaba, porque no sé si lo logró, marcar desesperadamente algo en un muro.


La agrupación se ha interesado en rescatar esos testimonios y el 2008 contactó a Luciano Escanilla, un restaurador chileno que vive en Suecia desde los setenta. Allá trabaja conservando obras de arte antiguas y quitando grafittis de esculturas callejeras. Escanilla viajó a Chile a recorrer la escotilla 8 y aprovechó de mirar la escotilla 1 donde encontró textos mucho más nítidos: las iniciales RJJ 12 IX 73, el dibujo de una lápida con las iniciales JCTS 16 IX 73 al interior; un pergamino que tiene en el centro una llave de música y la firma SSE 16 IX 73.


Si los militares, realmente, se hubieran preocupado de borrar esas inscripciones- afirma Escanilla- deberían haber reestucado las paredes. En cambio, pintaron apurados por el partido eliminatorio que jugaría Chile con Rusia a principios de noviembre. Algunos prisioneros fueron liberados y el resto trasladados a otros centros de detención. La imagen del gol del “Chamaco” Valdés en un arco vacío es conocida. Rusia jamás llegó “y en vez de censurar para siempre las paredes, la capa de pintura ayudó a conservarlas. Fueron muy ignorantes estos tipos”, se ríe el restaurador.


A la fecha, los únicos escritos que están protegidos son los de la escotilla 8, que integra el proyecto de museo. El resto de las escotillas fueron pintadas producto de la remodelación y nada asegura que las barras bravas no rayen ahí. En un tiempo más la llave de música, o la lápida de la escotilla 1 podrían desaparecer. Para tener registro, Luciano le pidió al escultor Daniel Yáñez que hiciera copia. En la pared de la escotilla 1 Daniel puso una capa de arginato, un material que ocupan los dentistas para hacer moldes de dientes. Daniel además usa el arginato para hacer moldes de cráneo, corazón y brazo que les vende a los doctores y a los estudiantes de Medicina. Jamás pensó que ese elemento le serviría también para rescatar testimonios históricos de los que ni siquiera sabía.


-Fui en mayo en plena remodelación y los maestros me iban ayudando a encontrar escritos. Algunas rayas eran tiritonas y otros marcaban de manera más profunda -dice el escultor y continúa:- Había uno que escribió su nombre chico y puso una flecha arriba, como diciendo “aquí estoy yo”.


Pero los militares también escribieron. No fue en las paredes ni menos con piedras, recuerda Eduardo Hernández. Fue en la espalda de un preso con un cuchillo. “Recuerdo que decía: “el MIR es vende patria, firmado Chile”.


UNA SOLA PLACA


Luego que Carmen Luz Parot grabó el documental sobre el Estadio, quiso poner una placa recordatoria. Ni ella ni los ex presos que entrevistó podían creer que no existiera una. Le escribió una carta a Arturo Salah -el entonces director de Chiledeportes y actual entrenador de Huachipato- pidiendo autorización. La idea era poner una placa en la Caracola Sur, donde torturaban a los presos y otra en la entrada de Avenida Grecia.


Pero Salah jamás respondió. Y fueron las dirigentas Mireya García y Flor Hernández, de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, quienes la animaron a poner la placa de Grecia sin autorización del gobierno de Ricardo Lagos.


El acto se realizó el 29 de octubre del 2001 justo al mediodía.


-Fue un bajón. Yo decía “¡cómo el gobierno no apoya esto!” y ellas me miraban con cara de que inocente paloma, que huevona –recuerda Parot.


La placa la costeó ella y con un taladro casero el marido de Flor Hernández la instaló en altura para que nadie la sacara o la robara. La poeta Stella Díaz Varín escribió el texto. Los ex presos jamás supieron de la falta de apoyo estatal. Por eso, al finalizar el acto uno de ellos se acercó a Carmen Luz decepcionado y le dijo: “tan pequeña la placa y tan grande el sufrimiento”.


Según el Informe Valech, a lo largo del país existieron 1.132 recintos que fueron ocupados como centros de detención y tortura. De ellos, sólo 12 son monumentos nacionales. El primero en ser declarado fueron Los Hornos de Lonquén en el año ‘96. Luego vendría el 2002 José Domingo Cañas, el Estadio Nacional el 2003 y, posteriormente, Villa Grimaldi, Nido 20, Londres 38, la Casa de Tomás Moro, el Patio 29, el Estadio Víctor Jara, Pisagua y el año pasado, Isla Dawson.


A pesar que la relación entre ciudad y memoria es reciente, ya tiene detractores. Pedro Sabat -el alcalde de Ñuñoa- amenazó con demoler el Estadio meses antes que fuera declarado monumento nacional. Decía que el coliseo estaba a punto de derrumbarse; que era un terreno ideal para hacer edificios. Su petitorio no fue acogido y el 22 de agosto reaccionó en Las Últimas Noticias:


-La declaración de Monumentos Nacionales es tan subjetiva que se le ha dado incluso a sitios eriazos donde supuestamente hubo tortura; por eso, a estas alturas uno puede esperar cualquier cosa. El Estadio Nacional tiene méritos de sobra independiente si fue o no centro de detención.


Sabat ha tenido que convivir con las velatones que desde los noventa se realizan a las afueras del Estadio cada 11 de septiembre. Este año, sin embargo, por primera vez la ceremonia se hizo adentro. Wally Kunstmann, presidenta de la agrupación que desarrolla el proyecto de museo, consiguió los permisos. En ese mar de nuevas butacas rojas unas velas iluminaban 350 graderías de madera. Además de la escotilla 8 donde están los escritos, la agrupación pidió conservar intactas -dos años antes de la remodelación- aquellas graderías donde los ex presos veían al encapuchado del Estadio seleccionar a las próximas víctimas de la tortura. Misma petición hizo para el túnel del velódromo donde se hacían falsos fusilamientos, la Caracola Sur, el camarín 3 y el camarín norte de la piscina, donde estaban las mujeres.


La protección especial impide a los deportistas utilizar aquellas instalaciones. Roland López -ex presidente de la Federación de Tiro con Arco- está en desacuerdo. Ellos entrenan en una cancha cercana al camarín de la piscina, que no tiene baños ni un espacio para guardar sus cosas. Les han robado varias veces. Por eso, el 2008 propuso al Consejo de Monumentos Nacionales darle uso a ese camarín y poner una placa recordatoria. Su petición fue rechazada y todavía cree que ese espacio se está perdiendo.



-Nadie lo visita. Nadie toca la puerta para decir “mire, quiero venir a recordar donde yo estuve recluida”. Si la Esmeralda sale afuera a navegar y también hubo detenidos desaparecidos, ¿por qué ese espacio no se nos puede ceder?


Le explico que las ex presas señalan que una de las paredes externas del camarín era un paredón de fusilamiento; que aún hay un agujero que podría ser de bala. López lo pone en duda:


-Puede ser que hicieran una simulación y se les habrá salido un tiro. Puede haber suposiciones, pero no hechos concretos.


De ahí la importancia del museo, de los escritos de las escotillas, de las pruebas tangibles. Bien lo sabe Santiago Cavieres, ex preso, comunista, escritor y abogado; abuelo de María Música (la estudiante que le lanzó el jarro de agua a la ministra de Educación). Cavieres estuvo recluido en el camarín 3 junto a 18 bolivianos, a quienes un día les avisaron que se los llevaban.


-Nadie sabía para dónde -recuerda Santiago-. Entonces uno de ellos, el poeta Duran Ledger, pidió papel para escribir un poema de despedida. Pero no había papel y yo, que había llegado al Estadio muy caballerito como siempre, saqué el pañuelo que todavía conservaba en el vestón y se lo pasé.


El boliviano escribió con fecha del 9/X/1973:


“Adiós / ya nos vamos / Volveremos al punto de partida de un 11 de septiembre, no / Ya nos vamos hermanos chilenos / que nadie siembre alegrías sobre la sangre caliente de las calles de Santiago / ya nos vamos / de aquí / de este encerrón colectivo dentro de nuestro corazón boliviano dos manos se dan la mano y el hambre hecho dolor abrió una zanja profunda y nuestros pechos hermanos se dan un abrazo de adiós, chilenos y bolivianos”.


Durante todos estos años, Cavieres conservó el pañuelo. Se lo pasó a su esposa antes de ser trasladado a Chacabuco. Hace poco lo donó al Museo de la Memoria. Hoy sólo conserva una fotocopia plastificada.


LA IDEA


En su departamento, Wally Kunstmann- una señora mayor y de pelo rojo- me habla del pañuelo. Dice que el “compañero” fue chueco al no donárselo a su agrupación. Desde el 2002 ella dedica todo su tiempo al Estadio. No estuvo presa ahí, pero gran parte de su agrupación, sí. Por eso, Sebastián Insunza -asesor legal de la entonces diputada Carolina Tohá- y Paula Vergara, periodista; motivados por el documental de Carmen Luz Parot y los escritos de las paredes, la invitaron a una mesa de trabajo para declarar monumento nacional algunos sitios del Estadio.


La mesa fue integrado por ellos, La Funa, Hijos Chile y dos arquitectos jóvenes Marcelo Rodríguez y Claudia Woywood; hijo y nieta respectivamente del arquitecto desaparecido Alejandro Rodríguez. En abril de 2003, informaron al Consejo de Monumentos que trabajaban en la declaratoria del Estadio y también en dos proyectos de museo: el “Museo abierto sitio de Memoria y Homenaje” y el “Museo Educativo por los Derechos Humanos”.


Pero días después, los arquitectos Rodríguez fueron expulsados de la mesa y en mayo de ese año presentaron solos la propuesta formal al Consejo. El 11 de septiembre el Estadio fue declarado monumento nacional a solicitud – según dice en el decreto- “de Doña Claudia Woywood y Don Marcelo Rodríguez, adjuntando informe técnico; quinientas cartas de apoyo, aproximadamente, presentadas por Don Sebastián Insunza en nombre del Comité Proyecto “Estadio Nacional, Memoria Nacional”.


Desde entonces Wally dice que los arquitectos les “robaron el proyecto”.


Pero en casa de los Rodríguez la versión es opuesta. Claudia me saluda con dos besos. Viene llegando de París donde está haciendo un doctorado en urbanismo. Estudió en la Alianza Francesa al igual que el ex asesor de Tohá, Sebastián Insunza, con quien se reencontró a fines de 2002 en un asado de curso; justo cuando unas diligencias judiciales arrojaron que su abuelo había estado en Villa Grimaldi.


-A raíz de eso y también influenciados por el documental de la Carmen Luz pensamos hacer algo con Marcelo en el Estadio y ahí me encontré con Sebastián y quedamos de hacer algo juntos.


Los Rodríguez se abocaron al desarrollo del Museo Abierto; que proponía resguardar algunos sitios del Estadio y ubicar en la antesala de ellos “túneles” que trasladaran al visitante del presente hacia el pasado.


Para Wally los conflictos comenzaron porque los Rodríguez solían desestimar el trabajo del resto del grupo. Marcelo, por su parte, dice que había diferencias porque a ellos les importaba más la difusión del proyecto que la declaratoria en sí. “Se habló de hacer un megaconcierto, de traer a Sting”, dice y Claudia lo interrumpe: “de hacer chapitas con la cara de Pinochet. Ese era el tema que traían a la reunión”.


Los Rodríguez desmienten a Wally diciendo que la idea de declarar el terreno total del Estadio, es decir, las 60 hectáreas, es de ellos, al igual que el Museo Abierto.


Ambos grupos se perdieron de vista hasta que Chiledeportes anunció un rediseño del Estadio que incluía construir su edificio institucional, llenar de parques y lagunas artificiales. El plan conocido como “Parque de los Deportes” fue objetado en un principio por el Consejo de Monumentos porque no incorporaba, entre otras cosas, la protección de los sitios de memoria.



Wally -según dice- “soñó” que la caracola sur y el camarín de la piscina serían demolidos. Ciertamente, hay una cláusula en el decreto respecto a que ambos espacios “se podrán memorizar los graves hechos históricos sucedidos allí, mediante un proyecto de puesta en valor que tendrá como plazo final el 31 de diciembre de 2005”.


Como el Museo Abierto aún no se concretaba, Wally buscó a los asesores de Tohá, pero habían desaparecido del mapa. Ayudada por un arquitecto amigo presentó una propuesta de intervención para ambos espacios. “¡¿Donde estaban los Rodríguez?!”, reclama.


Marcelo dice que ellos estaban conversando con las autoridades para que el Estado asumiera el Museo Abierto. Por eso, el Consejo le pidió que expusiera el proyecto a Chiledeportes.


-Luego nos enteramos que Wally Kunstmann había hecho otra presentación -dice.


Cada proyecto empezó a correr por separado. A Wally la recibió el entonces Ministro de Obras Públicas, Sergio Bitar, y los Rodríguez fueron contactados por el diputado Tucapel Jiménez, quien presentó un proyecto de ley para la ejecución del Museo Abierto.


-Por primera vez en Chile iba a haber fondos -dice Claudia-, había 100 millones de dólares que eran una combinación de presupuesto del BID, de la SUBDERE.


Pero Wally llegó hasta la Cámara de Diputados a contar su versión. El conflicto se hizo vox populi y antes de seguir adelante con el Museo Abierto, María Luisa Sepúlveda, la asesora de Bachelet en materia de derechos humanos, citó a ambos grupos a una reunión el 2008 para aclarar las cosas.


-La reunión terminó con una ex presa llorando y diciendo “yo estuve en los baños”, ustedes no son nadie para hacer un proyecto en ese lugar” -recuerda Claudia.


Agotados, los Rodríguez se marginaron. Wally, en cambio, presentó el proyecto de museo que fue aprobado recién en febrero de este año. Óscar Acuña, secretario ejecutivo del Consejo de Monumentos, considera que en estos casos es mejor deponer los egos:


-Porque al final ¿qué es lo importante? ¿Qué se ponga en valor el monumento o que digan que la puesta en valor la hice yo? Quien lo haga es una disputa pequeña, que habla de los celos y envidias, que llevan a que no pase nada.


MEMORIA TIMORATA


Pero no sólo el conflicto entre los grupos ha demorado la construcción del museo. Chiledeportes -el dueño del Estadio- jamás ha autorizado formalmente su ejecución. Consultada por el Consejo sobre el proyecto de la agrupación, la última subsecretaria de Bachelet, Marcela González, expresó por escrito en enero de este año que “existía voluntad” de apoyar el proyecto. El “pero” era un plan maestro que está en desarrollo y que contempla futuras obras con motivo de los Juegos Sudamericanos 2014, donde el Estadio es sede.


Esta postura ambigua de Chiledeportes durante los gobiernos de la Concertación es interpretada por los arquitectos Rodríguez como falta de voluntad política. Y para Claudia, el conflicto entre ambos grupos fue la excusa perfecta para disimular aquello.



-Los temas de derechos humanos generan mucho problema en la Concertación y por eso, a mi juicio, ellos deciden seguir con Wally Kunstmann porque es mucho más fácil autorizarlos a que pongan su fotito en su escotillita, que darle una verdadera visibilidad nacional e internacional al tema, como proponía el Museo Abierto -dice.


El arquitecto de la agrupación, Carlos Durán, también critica la actitud timorata de las autoridades: “Nadie se atrevía a cargarse por un proyecto, o por otro. Y ese tema desinfló la fuerza del proyecto”.


El Consejo de Monumentos también es cuestionado por la agrupación. Antes de aprobarles el proyecto -a juicio de Wally-, les pidieron cosas “insólitas”, como un catastro de todos los árboles del Estadio. También consideraron “explícita” la primera propuesta de intervención de José Balmes en la caracola sur, que consistía en siluetas de militares armados. El pintor, finalmente, sólo hará “siluetas”.


Gracia Barrios, por su parte, pintará a principios de diciembre a los ex presos en el túnel del velódromo con frazadas encima, tal y como estaban cuando los amedrentaban con falsos fusilamientos. Los materiales y el vidrio inastillable que cubrirá las pinturas lo donó la administración del Estadio. Mientras que el cierre de las graderías del coliseo -hasta el año pasado al menos- iba a ser puesto por el MOP.


Aún falta resolver como se financiarán para rescatar los escritos, hacer los memoriales y el resto de las intervenciones. Wally dice que ahora con el proyecto aprobado recién podrán buscar financiamiento. Sin embargo, queda negociar la autorización del proyecto con el actual Chiledeportes, que, curiosamente, les permitió hacer el acto del 11 adentro del Estadio y los invitó a la inauguración del renovado coliseo.


-La Concertación pecó de muchos miramientos para escarbar el pasado. Por eso, creo que el Museo de la Memoria no lo merecíamos. Fue casi una imposición de Estado porque la sensibilidad de la gente no está a ese nivel. Precisamente, porque la Concertación no hizo una política al respecto. Más bien trató de sacar el tema de las cabezas de la gente –afirma el arquitecto Durán.


Hay que tener en cuenta que la dictadura borró varias de sus huellas. El ‘89 demolió Villa Grimaldi y a Londres 38 le cambió la numeración. El edificio de Londres 40 fue ocupado por años por el Instituto O’Higginiano, que se resistía a vender. Mismo problema existió con la casa de tortura de la DINA en José Domingo Cañas; que era de Pablo Rochet, el dueño del afamado Castillo del Juguete. Apenas supo que el sitio sería nombrado monumento nacional, el empresario demolió la casa. Pero el gobierno compró Londres y el sitio eriazo de Ñuñoa; que este año inauguró un centro cultural. Laura Moya- de la fundación José Domingo Cañas- cree que si el gobierno hubiera apresurado la compra, la casa aún existiría.


Rescatar la memoria en democracia ha sido complejo. Pero no menos de cómo ha sido en Alemania, o en otros lados. Villa Grimaldi fue el primer sitio de conciencia recuperado en América Latina y Bachelet la primera Presidenta en hacer una visita de Estado a ese lugar.


En un bar de Providencia, tomando unas cervezas, Carolina Aguilera, 36 años, socióloga que trabaja en la Corporación Villa Grimaldi, me explica cómo ha entendido -a pesar de las críticas que comparte- el actuar de la Concertación.


-Me puedo poner en la cabeza de ellos y entender el miedo que tenían. El ‘99 fue el Boinazo, a Pinochet lo tomaron preso en Londres. Y después de la dictadura la gente empezó a portarse bien.


Racionalmente, se puede decir que se debería haber hecho más. Pero en concreto los que gobernaban vieron el horror de cerca y Pinochet seguía siendo el comandante en jefe del Ejército. Esa cuestión no hay que olvidarla nunca.

ENSEÑANZA DE LOS DERECHOS HUMANOS

INAUGURACIÓN


El Sábado 26 de Marzo se realizó la inauguración del curso "Circuito de la memoria, Estadio Nacional". La Presentación realizada en el camarín de mujeres (frente a la piscina olímpica) estuvo a cargo de la Historiadora y especialista en Derechos Humanos, Profesora Alejandra López M, quien además es la encargada de Educación y archivo del Estadio Nacional: Memoria Nacional.
Un momento de profunda reflexión se produjo con el conmovedor testimonio de la ex presa política, Lilian Silva, quien nos relató parte del sufrimiento vivido en las mismas paredes que en septiembre de 1973 fueron testigo de las humillaciones y violaciones a los derechos humanos. Luego de un coffe break, se realizó la primera clase a cargo del profesor Eduardo Domínguez, quien además de exponer una introducción acerca de la teoría de los derechos humanos, realizó una actividad dinámica de los temas abordados.